top of page
Taller de Fadrique Alemán de Basilea
Tercera etapa del primer paseo

Año 1499. Ante la espléndida casa-palacio que se levanta en la cuesta de subida a la Cal de Tenebrosa, frente a la fachada principal de la Catedral de Burgos, se encuentran dos hombres. Se saludan con respeto y grandes maneras, cediendo uno la entrada al otro. En este gesto de cortesía están, cuando el maestro impresor don Fadrique Alemán de Basilea sale a su encuentro. Uno de los hombres es don Fernando de Rojas, sevillano, autor que lucha por dar a conocer su Tragicomedia de Calixto y Melibea. El otro hombre es burgalés, de nombre Simón de Diéguez, licenciado, escribano y dómine del Cabildo catedralicio. Porta los legajos que contienen el Memorial que Olegario de Nicodemus, natural de Modúbar de la Emparedada, le mandara escribir sobre su viaje a las Yndias, para ser leída ante sus Altezas los Reyes. Don Fadrique acepta los encargos de los dos hombres y con delicadas reverencias se despiden…


Los santos días del pasado (Carlos de la Sierra)

Placa indicativa del taller del impresor Fadrique de Basilea
Fuente en la Plaza de Santa María (Burgos)

A los pies de la Virgen
—fuente abundosa de divina gracia—,
por cuatro venas repartido, el claro
transparente caudal la fuente mana.

Sobre una pila de labrada concha,
ave la fuente clara,
en la verja de hierro prisionera,
y extendidas en círculo las alas,
con cuatro picos picotea el aire,
con cuatro picos picotea el agua.

Sobre una concha de labrada piedra,
linfa la fuente clara,
peinando al sol la undosa
cabellera argentada,
con cintas de cristal recoge trenzas
que sobre rizos de cristal desata.

A los pies de la Virgen,
—melodía mariana—
¡Santa! canta la linfa,
¡María! el ave canta,
canción no interrumpida, que en alterna
modulación, a modo de plegaria,
repiten el silencio
de la piedra y la música del agua.

¡Santa María!... La oración comparte
la vieja fuente con la antigua plaza,
mientras el río milenario evoca
al Cid Campeador, cuando cabalga
por la glera, camino del destierro,
y vuelve su caballo en riendas hacia
Santa María y con la diestra mano
se santigua la cara.

Marial o Romancero de la Virgen (Bonifacio Zamora)

bottom of page